Era hijo del comerciante y empresario
italiano Tomás Ambrosetti y de Francisca Visconti Venosta.
Estudiando en Buenos Aires trabó relaciones con Florentino
Ameghino. Con casi 20 años se sumó a las expediciones de
naturalistas que realizaron investigaciones en el Chaco y, de regreso, publicó sus experiencias
bajo el seudónimo de Tomás
Bathata. Poco después fue designado director de la sección Zoología del
Museo Provincial de Paraná,
donde trabajó con Pedro Scalabrini, profesor de la clase de
geología. Su formación humanista se completó con Eduardo Ladislao
Holmberg. Los cargos que ocupó en estos años y las instituciones que
publicaron sus trabajos confirman su calidad de naturalista.
Tuvo distintos
puestos en el Instituto Geográfico Argentino, en la Sociedad Argentina de
Enseñanza por medio de Proyecciones Luminosas, en la Sociedad
Científica Argentina y
en el Museo Natural de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia,
dirigido por Florentino Ameghino, aunque ya como encargado del área de
arqueología.
Viajero e investigador incansable,
realizó numerosas expediciones que
enriquecieron los conocimientos de topografía, arqueología y etnografía del
país. Representó por primera vez a la Argentina en el Congreso Científico de Nueva York, celebrado en 1902.
Intervino en la Junta de Historia y
Numismática Americana entre 1901 y 1917 y en el Museo Arqueológico y
Antropológico de Buenos Aires.
Realizó publicaciones para el Zoológico de
Buenos Aires, el Instituto Geográfico Argentino, la Sociedad
Científica Argentina, el Museo
Nacional de Buenos Aires, el Museo de La Plata y la Facultad de
Filosofía y Letras (UBA), el Boletín de la Academia Nacional de
Ciencias de Córdoba, la Escuela Positivista de Corrientes y el Investigador, y
el Boletín Nacional de Agricultura.
Su primer trabajo sobre folclore fue Materiales para el estudio del
Folclore Misionero (1893). Su
trabajo sentó bases para el estudio etnomusicológico.
Su hallazgo del Pucará de Tilcara
De las investigaciones arqueológicas de
Ambrosetti, en la zona del noroeste argentino, sobresale su descubrimiento en 1908 delPucará de
Tilcara en la Quebrada de
Humahuaca, que proporcionó rico material arqueológico y
antropológico. En compañía de su discípulo, luego continuador de su obra Salvador
Debenedetti, llegó en ese año a Tilcara en una de sus acostumbradas
expediciones arqueológicas. Durante los veranos de tres años consecutivos
exploraron el Pucará y extrajeron unas tres mil piezas. Estos materiales y sus
observaciones permitieron formarse una idea de cómo era la vida de sus
habitantes antes de la llegada de los españoles.2
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