Biólogo
austriaco. Su padre era veterano de las guerras napoleónicas y su madre, la
hija de un jardinero. Tras una infancia marcada por la pobreza y las
penalidades, en 1843 Johann Gregor Mendel ingresó en el monasterio agustino de
Königskloster, cercano a Brünn, donde tomó el nombre de Gregor y fue ordenado
sacerdote en 1847. Residió en la abadía de Santo Tomás (Brünn) y, para poder
seguir la carrera docente, fue enviado a Viena, donde se doctoró en matemáticas
y ciencias (1851).
En
1854 Mendel se convirtió en profesor suplente de la Real Escuela de Brünn, y en
1868 fue nombrado abad del monasterio, a raíz de lo cual abandonó de forma
definitiva la investigación científica y se dedicó en exclusiva a las tareas
propias de su función.
El núcleo
de sus trabajos –que comenzó en el año 1856 a partir de experimentos de
cruzamientos con guisantes efectuados en el jardín del monasterio– le permitió
descubrir las tres leyes de la herencia o leyes de Mendel, gracias a las cuales
es posible describir los mecanismos de la herencia y que fueron explicadas con
posterioridad por el padre de la genética experimental moderna, el biólogo
estadounidense Thomas Hunt Morgan (1866-1945).
En
el siglo XVIII se había desarrollado ya una serie de importantes estudios
acerca de hibridación vegetal, entre los que destacaron los llevados a cabo por
Kölreuter, W. Herbert, C. C. Sprengel y A. Knight, y ya en el siglo XIX, los de
Gärtner y Sageret (1825). La culminación de todos estos trabajos corrió a
cargo, por un lado, de Ch. Naudin (1815-1899) y, por el otro, de Gregor Mendel,
quien llegó más lejos que Naudin.
Las
tres leyes descubiertas por Mendel se enuncian como sigue: según la primera,
cuando se cruzan dos variedades puras de una misma especie, los descendientes
son todos iguales y pueden parecerse a uno u otro progenitor o a ninguno de
ellos; la segunda afirma que, al cruzar entre sí los híbridos de la segunda
generación, los descendientes se dividen en cuatro partes, de las cuales una se
parece a su abuela, otra a su abuelo y las dos restantes a sus progenitores;
por último, la tercera ley concluye que, en el caso de que las dos variedades
de partida difieran entre sí en dos o más caracteres, cada uno de ellos se
transmite de acuerdo con la primera ley con independencia de los demás.
Para
realizar sus trabajos, Mendel no eligió especies, sino razas autofecundas bien
establecidas de la especie Pisum sativum. La primera fase del
experimento consistió en la obtención, mediante cultivos convencionales
previos, de líneas puras constantes y en recoger de manera metódica parte de
las semillas producidas por cada planta. A continuación cruzó estas estirpes,
dos a dos, mediante la técnica de polinización artificial. De este modo era
posible combinar, de dos en dos, variedades distintas que presentan diferencias
muy precisas entre sí (semillas lisas-semillas arrugadas; flores blancas-flores
coloreadas, etc.).
El
análisis de los resultados obtenidos permitió a Mendel concluir que mediante el
cruzamiento de razas que difieren al menos en dos caracteres, pueden crearse
nuevas razas estables (combinaciones nuevas homocigóticas). Pese a que remitió
sus trabajos con guisantes a la máxima autoridad de su época en temas de
biología, W. von Nägeli, sus investigaciones no obtuvieron el reconocimiento
hasta el redescubrimiento de las leyes de la herencia por parte de H. de Vries,
C. E. Correns y E. Tschernack von Seysenegg, quienes, con más de treinta años
de retraso, y después de haber revisado la mayor parte de la literatura
existente sobre el particular, atribuyeron a Jo
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